jueves, 27 de septiembre de 2012

Toto Estirado + (IX)

Cuadro de Toto Estirado, propiedad de Manolo Cáceres

Hace ya aproximadamente tres meses que el amigo Tete1960 publicó en Divagando... una fotografía de Toto realizada por Manolo Cáceres. Puesto en contacto con Manolo, me remitió algunas de las imágenes que traigo por aquí junto a varias anécdotas de su vida en relación con José Antonio Estirado que vienen al caso, justo ahora, tras la anterior entrada de este blog dedicada a la “etapa sevillana” del torero y pintor, y que, como corresponde en estos casos, completamos y pulimos recientemente ante un par de gin tonics.

Manolo, de apellido Cáceres, nació en Mérida en 1951, pero vive en Badajoz desde 1973. Tenía nueve años cuando su madre le regaló una Kodak Baby Brownie y su tío Valentín lo inició en las artes del laboratorio; a partir de entonces jamás lo ha abandonado su afición por la fotografía que desde hace tiempo es ya también su profesión.

Pasó su adolescencia entre guitarras, primero bajista y después solista, en diversos grupos de su augusta ciudad natal, cuyos nombres, todos curiosos y divertidos, transcribo: Los Tornados, Los Bufones, Los Burgueses, Los Senadores, Los Yanquis y Clan Session. Al finalizar el bachillerato, allá por el año 1968, se fue a Sevilla a preparar oposiciones. Allí vi por primera vez a Los Bombines –me cuenta Manolo Cáceres– y quedé prendado de su solista Manolo Regato.

Los Bombines: en cuclillas Manolo Regato

Tiene escrito el periodista Antonio Burgos en su Memoria de Andalucía que “en la barbería de Curro el de Los Remedios, Francisco Rodríguez, quedan los recuerdos de los años del arranque de la música andaluza que habría de dar origen a Smash, a Triana, a Goma, a Alameda. Escribo la memoria de un olvido si pongo los nombres de Los Mercury, de Los Lentos, de Los Búhos... Claro que los que más sonaban eran Los Bombines, porque tocaban en El Oasis y salían en todas las guías de espectáculos de Radio Sevilla”.

Y el post Tiempos Nuevos del blog Blogin' in the wind, cuya lectura recomiendo para ampliar lo que hoy contamos aquí, dice que “Manuel Regato fue un músico bastante conocido e importante de la escena de los años ’60. Era el guitarrista de Los Players, que fue el grupo que introdujo en Sevilla los sonidos de Liverpool. Como eran bastante jóvenes tuvieron que hacer la mili y se disolvieron y Regato pasó a formar parte de Los 5 Mercury. Este nuevo grupo estaba formado por la unión de dos de los componentes de los X-5, uno de ellos el batería Silvio, y otros dos componentes de Los Mercury, además del guitarra principal que era Manuel Regato. Los 5 Mercury eran muy apreciados por los americanos y viajaron muchas veces a tocar para ellos a Rota y a Morón”. De la desmesura del mítico y omnipresente en el ambiente musical sevillano Silvio Fernández Melgarejo, amigo de nuestro Toto Estirado, comentaremos al final.

Más tarde –continúa Manolo Cáceres– descubro otro tipo de música (“underground”) en donde se notaba ya la influencia americana en Sevilla y que para nada tenía que ver con lo que se había estado haciendo hasta ese momento. Era la época de Smash a los que vi por primera vez en el Club Yeyé que con su “jaula de oro” era el sitio de moda entonces.

Interior de El Club Yeyé con su "jaula de oro" (recreación)

Con Los Smash coincidí días después en el portal del edificio donde vivía, calle Virgen de Luján en Los Remedios: daba la casualidad de que tenían un piso en mi mismo bloque. Estuve charlando un rato con el grupo manifestándoles mi admiración; con ellos iba Toto, con el que también conversé creyendo entonces que formaba parte de la banda. Días después volvimos a vernos y me comentó sobre la amistad que le unía al grupo y su afinidad con ellos “en otro tipo de cosas”; también me contó, en este o en algún otro encuentro posterior, que estaba pintando un graffiti en la pared de unos pisos de la calle República Argentina.

También por entonces me enteré de que los Smash iban a tocar en el Aula Magna de la Universidad de Sevilla y fui al concierto. Tocaron el "Paint it Black" mejor que los propios Rolling Stones: ¡Increíble! ¡Cómo tocaban! ¡Cómo sonaban! ¡No había visto tocar a nadie como Gualberto! La noche siguiente volví a coincidir con Toto por los Remedios y le estuve hablando acerca de Smash y su concierto pero él "estaba y no estaba".

Cuenta Rufino González, el empresario que hacia 1966 abrió el Club Yeyé, donde la Puerta Real y en lo que hasta ese momento era el Cine Alfonso XII y siglos antes casa de Hernando Colón, hijo del Almirante, que aquello fue Templo de la Juventud donde actuaron grandes grupos del pop y rock nacional y los más importantes de Sevilla, y que quien primero pisó llena de osadía la "jaula de oro", suspendida en lo alto y dónde se metía junto a un par de parejas una chica que bailaba a ritmo frenético, fue María Jiménez, conocida por entonces como la "Gitana Yeyé".

De la mezcla del famenco andaluz y el rock que venía de las bases americanas e impulsado por el avispado productor Gonzalo García-Pelayo nació, entre otros grupos, Gong, con la participación de Silvio a la batería y, ocasionalmente, de Miguel Ángel Iglesias a la percusión y voces, los alter ego de Gonzalo, con posterioridad actores secundario y protagonista respectivamente de Vivir en Sevilla, la ya comentada película rodada en 1978 donde Toto tuvo su cameo. Más tarde, tomaron el relevo Los Smash, el grupo más potente, más líder, de la historia del rock en Sevilla.

Gong: tras Manuel Marinelli (teclados, en el centro),
Miguel Ángel Iglesias (batería) y Silvio Fernández (bajo)

Copio y pego de la Wikipedia con algún añadido que Smash fue un grupo español de blues-rock y de rock progresivo y psicodélico, originario de Sevilla y pionero del rock andaluz, que estuvo activo entre 1968 y 1973. Sus primeros integrantes fueron Julio Matito (bajo y voz), Gualberto García (guitarra), Henrik Liegbott (guitarra y violín eléctrico) y Antonio Rodríguez (batería); hasta su boda con una adinerada aristócrata británica, Silvio estuvo con ellos a cargo de la percusión.

La banda empezó su actividad en 1968 y se hizo pronto conocida en el ambiente underground español. A la publicación de varios singles (Scouting, I Left You, Decission, Well You Now…) le siguió la de dos LP's, Glorieta de los lotos (1970) y We come to smash this time (1971). El grupo renovó su sonido a finales de 1971, integrando al cantante y guitarrista flamenco Manuel Molina (miembro después del dúo Lole y Manuel). El sencillo El garrotín, construido sobre el palo flamenco del mismo nombre, con letra en castellano e inglés, fue un gran éxito comercial. El grupo exploró este nuevo camino en varias canciones, que fueron recopiladas en 1978 como cara A del LP Vanguardia y pureza del flamenco, cuya cara B presentaba al cantaor Agujetas con el guitarrista Manolo Sanlúcar.

Smash (de izquierda a derecha): Julio Matito (bajo y voz), Gualberto García (guitarra),
Silvio Fernández (percusión), Antonio Rodríguez (batería) y Henrik Liegbott (violín eléctrico)

La visión del grupo se hace explícita en el texto Cosmogonía de la estética de lo borde, donde afirmaban que no se trata de hacer "flamenco pop" ni "blues aflamencados", sino de corromperse por derecho, y sólo puede corromperse uno por el palo de la belleza... La diversión no es el cachondeo, sino la bronca que te pega la belleza. Imagínate a Bob Dylan en un cuarto, con una botella de Tío Pepe, Diego del Gastor a la guitarra y la Fernanda y la Bernarda de Utrera haciendo compás. Y dile a Bob Dylan que cante sus canciones. ¿Qué le entraría a Bob Dylan por ese cuerpecito? Pues lo mismo que a Manuel Molina cuando empieza a cantar por bulerías con sonido eléctrico "aunque digan lo contrario, / yo sé bien que esto es la guerra, / puñalaítas de muerte / me darían si pudieran".

El grupo se disolvió en 1973; la muerte temprana del bajista Julio Matito en 1979 frustró un intento de reagrupación al final de esa década. Gualberto, líder de Smash, continuó explorando la fusión del rock progresivo y la música hindú con el flamenco. Antonio Rodríguez, Antoñito "Smash", ha colaborado con otros artistas como Goma, Pata Negra, Silvio y Luzbel y Kiko Veneno. En los últimos años, la banda se ha reunido en ocasiones puntuales para celebrar su legado.

Smash: carátulas de sus LP's Glorieta de los Lotos (1970)
y We Come to Smash this Time (1971)

Confirmando el relato de Manolo Cáceres, leo en la página 61 del ABC de Sevilla del jueves 4 de diciembre de 1969 lo siguiente: ACTUACIÓN DE LOS SMASH EN LA FACULTAD DE DERECHO.- Mañana, a las ocho de la tarde y en el aula de Cultura de Derecho, actuará el conjunto de música “undergraund” Los Smash, continuando el I Festival de la Cultura que organiza el Grupo Esperpento. Precio de la entrada, 25 pesetas. Abono para todos los espectáculos, 100 pesetas. Y aquí pueden escuchar una rudimentaria grabación de un directo del "Paint it black" de Los Smash, que quizá sea el de aquella noche.
(Continuará...)

lunes, 24 de septiembre de 2012

Imógenes

Imogen Cunningham, The Unmade Bed (1957)

Del 18 de septiembre al 20 de enero de 2013


Imogen Cunningham, Magnolia Blossom (1925)

La Fundación Mapfre, en colaboración con La Fábrica, acaba de inaugurar esta exposición retrospectiva de la fotógrafa norteamericana que reúne dos centenares de imágenes, algunas de ellas inéditas y otras raramente expuestas, provenientes principalmente de su propio legado, el Imogen Cunningham Trust, y de varios museos como el Seattle Art Museum o la George Eastman House. Es la muestra más completa realizada hasta la fecha sobre esta longeva e influyente artista. Lo remarcado en naranja son enlaces a los que merece la pena echar un vistazo; construyo el texto cortando y pegando de varios periódicos y sitios web.

Imogen Cunningham, Two Sisters (1928)

Imogen Cunningham (Portland, 1883 - San Francisco, 1976), estudió Química, entonces posiblemente la disciplina más cercana a la fotografía, en la Universidad de Washington en Seatle. En 1906 compró su primera cámara que venía acompañada de un curso por correspondencia y comenzó a practicar en el campus de la universidad, donde se atrevió a autorretratarse desnuda sobre la hierba (al parecer, algo poco frecuente en Seatle a finales de la puritana época victoriana). Para que pudiera realizar el positivado de sus fotografías, su padre, que la apoyó desde el principio hasta el punto de que fue la única de diez hermanos que tuvo acceso a estudios superiores, reconvirtió la leñera de la granja donde vivían en un cuarto oscuro.

Imogen Cunningham, Portrait of the Artist Frida Kahlo (1931)

Fotógrafa visionaria, con una dilatada trayectoria artística y un gran reconocimiento por la calidad e innovación constante de su obra, es pieza clave en la conformación de la modernidad en la fotografía. Trabajadora incansable, siempre estuvo dispuesta a explorar diferentes técnicas para acometer nuevos proyectos, lo que le llevó a crear una producción artística prolífica y original: imágenes “pictorialistas”, composiciones abstractas de plantas y flores de una enorme plasticidad y belleza, sensuales desnudos intimistas (pionera también del desnudo masculino), mirada incisiva y directa en los icónicos retratos tomados para Vanity Fair y en sus denominadas fotografías robadas dónde reflejó la vida urbana de las calles de Nueva York y San Francisco.

Imogen Cunningham, False Hellebore (1926)

A los noventa y dos años, siete décadas después de autorretratarse desnuda sobre la hierba del campus universitario de Seatle y poco antes de morir, sin haber perdido un ápice de su inquietud e iniciativa, acometió el proyecto After Ninety, una selección de retratos dedicados a personas que como ella habían rebasado la frontera de los noventa años, que no pudo terminar.

Imogen Cunningham, Nude (1939)

En la última fotografía mostrada aquí aparece Imogen Cunningham con Twinka Thiebaud en el parque natural de Yosemite en California. Twinka, hija del pintor estadounidense Wayne Thiebaud, fue una modelo famosa que posó para importantes fotógrafos. La imagen fue captada en 1974, dos años antes de la muerte de Imogen, que entonces contaba ya con 91 años, durante una clase de fotografía y fue el primer desnudo frontal publicado por la revista Life en una edición especial titulada Mujeres Americanas Notables 1776-1976.

Thiebaud, sorprendida ninfa del bosque, mira con inocencia y curiosidad a Imogen, una ancianita que ha aparecido al otro lado del árbol donde se apoya. La desnudez de Twinka contrasta con las ropas de Imogen, falda larga, medias y pañuelo a la cabeza, que tapan su piel ajada. Toda de negro y con el dedo índice admonitorio como una doña Rogelia, con una enorme Rollei colgada del cuello, parece decir "ajajá, al fin te encontré, prepárate porque te voy a hacer una foto"; es un encuentro entre naturaleza y civilización. El tronco, cuya aspereza casi se puede tocar, separa y une ambas figuras como un espejo en el tiempo, para que Imogen pueda volverse a retratar a sí misma desnuda, como setenta años antes en el campus universitario de Seatle.

Judy Dater, Imogen Cunningham and Twinka Thiebaud at Yosemite (1974)

domingo, 16 de septiembre de 2012

Fotógrafos fotografiados

Finalizado el ágape que la señora marquesa ofrecía con motivo de la primera comunión de su nieto, los invitados van abandonando el cortijo. Algo llama la atención del fotógrafo contratado para cubrir el evento, que detiene en el camino su seiscientos blanco y se acerca caminando a la puerta de la casa de Paco "el Bajo" en dónde está éste con su familia. Una foto por favor, júntense, quietos un momento, dice sujetando la cámara con la mano izquierda mientras con la derecha gesticula indicaciones para componer la imagen. Y repite: Eh, bien, júntense, quietos un momentito por favor. Sonríe satisfecho con la composición y hace la foto. Un momentito que voy a hacer otra, por favor, quietos un momento, y cuando va a disparar de nuevo, la Milana Bonita, posada sobre el hombro de Azarías, alza el vuelo.

Los santos inocentes (1984) es el título de una de las más grandes películas españolas de todos los tiempos. Basada en la novela homónima de Miguel Delibes publicada en 1981, dirigida por Mario Camus y protagonizada por Alfredo Landa, Terele Pávez y Paco Rabal, fue rodada en las ciudades extremeñas de Mérida, Zafra y Albuquerque. Por el desempeño de sus papeles, Alfredo Landa y Paco Rabal recibieron ex aequo el premio de interpretación masculina en el Festival de Cannes.

Cuenta Juan Carlos, hijo de Emilio Vidarte, el fotógrafo de Los santos inocentes, que un día llegó a la tienda un desconocido que preguntó a su padre: ¿Podrías componer con estas dos fotos una sola y además hacer que parezca vieja, muy vieja?. Su padre las miró y vio en una a Alfredo Landa y en la otra a Terele Pávez, y afirmó: Por supuesto. Al cabo de una semana pasó a recoger el trabajo, y, encantado con el resultado, le dijo: Estamos rodando una película en Alburquerque ¿te gustaría aparecer en ella haciendo de ti mismo?. Para la secuencia de su intervención, de apenas treinta segundos, estuvo yendo durante toda una semana al lugar del rodaje; dado su carácter extrovertido fue tiempo suficiente para entablar amistad con los actores, hasta el punto de que fue invitado al estreno en Madrid. La foto que retocó y que originó el cameo asoma casi de pasada en la película colgada en la pared de la choza de Paco "el Bajo".

Desde pequeño guardo recuerdos de Emilio y de "Foto Vidarte" en Virgen de La Soledad, antes Echegaray, y de "Leonardo Fotógrafo" en la calle Obispo, casi haciendo esquina con la Plaza de España, ambos en el hoy llamado Casco Antiguo de Badajoz, dónde el cuadrado formado por la calle Francisco Pizarro y la Plaza de La Soledad al norte, Arias Montano (antes La Sal) al oeste, San Juan y Plaza de España al sur y cerrado por Hernán Cortés al este, concentraba los comercios más importantes de la ciudad. Íbamos a hacernos las fotos de carnet y las de familia numerosa, a comprar película y a llevar los carretes para obtener las fotografías. Sin embargo, los reportajes familiares los hacía mi padre que también era un buen fotógrafo y, si las fotos eran en blanco y negro, las revelábamos y positivábamos en casa.


Llevaba Juan Carlos persiguiéndome desde hacía un tiempo para que fuera a hacerme una foto y así incluirme en el Libro Blanco del Museo Foto-Estudio Vidarte, que aunque de difícil definición digamos que es un mamotreto, que creo va ya por el segundo volumen, en donde el invitado deja su fotografía y lo que se le ocurra: un relato, una anécdota, una poesía, un dibujo, una dedicatoria... siempre autógrafos.

Estando una tarde de agosto por el centro, después de comer y de tomarnos unos gin-tonics viendo un partido de la selección española de baloncesto de los recién finalizados Juegos Olímpicos, nos presentamos en la tienda mi amigo Garcés "el Discrepante" y yo mismo para cumplir con la invitación.

Foto Vidarte está dónde siempre y con su fachada de siempre, desde que en 1915 (pronto cumplirá cien años) abriera la tienda José Rebollo López, abuelo materno de Juan Carlos, "pintor, dibujante, caricaturista y torero, además de director de la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz". Emilio, padre de Juan Carlos, murió en 1985, y desde entonces el hijo regenta el negocio intentando sobrevivir, con reportajes de comuniones y bodas y restauración de fotos antiguas, en este difícil mundo de la fotografía a partir de la revolución digital.

Este simpático y autoproclamado "enreda", que posee una impresionante colección de cámaras antiguas y una de las mejores colecciones de fotos de Badajoz (él dice que la de su tío Manolo es mejor), llama a su tienda estudio, cueva, museo, gabinete sicológico y asesoría filosófica, además de garaje de la Lambretta de su padre, pero yo diría (y te regalo, Juan Carlos, este nuevo apelativo) que es un auténtico bazar de las sorpresas. Aquí dejo los ripios incluidos en el Libro Blanco y una favorecedora fotografía que le disparé al susodicho.


A Juan Carlos Vidarte Rebollo, a la manera de Lope de Vega:
"Para qué hacerlo fácil si lo puedes complicar"

                                   Un soneto me manda hacer Vidarte 
                                   a incluir en su blanco mamotreto
                                   que espero no suponga tal aprieto
                                   como a Lope el encargo de Violante.
                                             Calle La Soledad, Echegaray antes,
                                             estudio, museo, rincón de sueños:
                                             son tres generaciones de recuerdos,
                                             cerca de un siglo conservando instantes.
                                   En la foto me acompaña Garcés,
                                   de esa olímpica tarde compañero:
                                   basket con copas después de comer
                                             y pa' Vidarte a ejercer de modelos.
                                             ¿Qué el poema es chapucero?: ¡lo es!
                                             ¿Asonante?: ¡cierto! Pero "soneto".

domingo, 9 de septiembre de 2012

Toto Estirado + (VIII)


Toto Estirado en el ABC de Sevilla.

Tiro de la estupenda hemeroteca del ABC de Sevilla para buscar el rastro de Toto en la capital andaluza y lo primero que me encuentro es una pequeña reseña en el centro de la página 34 del diario del miércoles 7 de febrero de 1968 (nuestro amigo tenía a la sazón 29 años de edad) que dice: ARTE Y ARTISTAS. Inauguración de las exposiciones de José A. Estirado y Linda Myers. Hoy, a las siete de la tarde, en Galería Florencia, tendrá lugar la inauguración de las exposiciones de pinturas de José Antonio Estirado y Linda Myers. Poco días después, vuelve a aparecer el pintor en la página 59 del jueves 21 de marzo: LA SUBASTA A BENEFICIO DE LA BARRIADA DE LA LIEBRE. Continúan recibiéndose obras con destino a la subasta que, a beneficio de la barriada de La Liebre, se celebrará en el Real Círculo de Labradores el próximo día 28. Aunque se esperan -y se necesitan- aún más donativos de esta índole, se cuentan ya con obras de los siguientes artistas... y se muestra a continuación una extensa relación de nombres entre los que se ecuentra el de Toto Estirado.

De nuevo, un par de años después, el viernes 20 de febrero de 1970, en la página 39, vemos su nombre en el periódico por el mismo motivo: EXPOSICIÓN-SUBASTA DE CUADROS A BENEFICIO DE LA BARRIADA DE LA LIEBRE. El próximo 10 de marzo tendrá lugar (también en los salones del Real Círculo de Labradores) la inauguración de la exposición-subasta de cuadros, con el fin de recaudar fondos para las obras de asistencia social en la barriada de La Liebre. Esta muestra artística está patrocinada por el gobernador civil de la provincia... Ya se cuenta con la colaboración de varios artistas sevillanos que han respondido con la prontitud y generosidad características en ellos a esta nueva llamada que se les ha dirigido para favorecer a esta barriada tan vinculada a los pintores sevillanos.



Siempre en el ABC de Sevilla, y ya mucho tiempo después, el sábado 9 de diciembre de 1978 aparece ocupando la totalidad del tercio derecho de la página 27 del diario una publicidad del estreno de la película "Vivir en Sevilla": ¡¡SEVILLA DIJO SI!! ¡ES EL ACONTECIMIENTO DE LA TEMPORADA! Miguel Ángel Iglesias y Ana Bernal en VIVIR EN SEVILLA. Triana y la Macarena se unen en esta extraordinaria película. También con: José M. Campos, Farruco, Lola la del Agua, La Venta, Toto Estirado y el Niño del Taller. Fotografía: José Enrique Izquierdo. Dirección: Gonzalo García-Pelayo. ¡¡POLÉMICA!! Media Sevilla discute con la otra media. 2ª semana de impresionante éxito en Florida.

Por último, al día siguiente, domingo 10 de diciembre de 1978, en la página 27, el conocido periodista Antonio Burgos en su columna "Sevilla al día" y con el título "Famosos del futuro" escribe un artículo del que entresaco el siguiente párrafo: Porque ya está para tomar la antorcha, que diría un retórico, toda una generación de personajes popularísimos de la ciudad. Pero de una Sevilla distinta, que quizá usted ni conoce, tan verdadera como la de Gandía y la de Pepe Luis Vázquez. Por seguir diciendo tópicos y cursilerías de moda, afirmaría se trata de un iceberg, del que sólo emerge lo que los cronistas políticos aseguran que sale de un iceberg, que ellos saben de esto tela marinera del telón. Este iceberg ha salido, por ejemplo, en la película de Gonzalo García-Pelayo, que por cierto no he ido a ver todavía. En el reparto de los carteles he visto unos nombres, Francisco Alegre y olá, que me han parecido muy representativos de esta Sevilla rara de gente encantadora, de famosos andergráun, de populares de la marginación o de los circuitos paralelos: allí dicen que sale Toto Estirado, el último discípulo de El Pajarito; y Silvio, el que fue batería de Smash; y el Niño del Taller...



Gonzalo García-Pelayo (extracto de la Wikipedia).

Gonzalo García-Pelayo nació en Madrid en 1947, en una familia andaluza de 16 hermanos; es padre de cinco hijos. Hombre polifacético, ha sido productor musical, director de cine, locutor de radio y presentador de televisión, jugador de casinos y hasta apoderado de toreros.

Como locutor de radio ha trabajado en Radio España, Radio Nacional de España, Popular FM, Antena 3 Radio y Onda Cero. Para televisión, ha realizado diferentes cortometrajes y series. En cine ha dirigido cinco largometrajes: Manuela (1975), Vivir en Sevilla (1978), Intercambio de parejas frente al mar (1978), Corridas de alegría (1982) y Rocío y José (1982).



En su faceta musical, fue fundador en 1974 del sello Gong, produciendo más de un centenar de discos a nombres como Quilapayún, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Carlos Puebla; también los primeros trabajos de Labordeta, Luis Pastor, Hilario Camacho, Amancio Prada, Carlos Cano, Benito Moreno, Lole y Manuel, José Mercé y María Jiménez; o a grupos como Triana, Granada, Gualberto, Tílburi y Goma. Es considerado uno de los padres del movimiento conocido como rock andaluz y pionero de la fusión entre el flamenco y músicas folclóricas de Andalucía con el rock y el pop.

Diseñó un método para ganar a la ruleta aprovechando las imperfecciones en la fabricación de las mesas, ganando auténticas millonadas en casinos de todo el mundo. Desde entonces, años 90, Gonzalo García-Pelayo y parte de su familia se dedica al cálculo estadístico y de probabilidades aplicado a obtener métodos para ganar en las apuestas deportivas y el póker online. Con este argumento, el realizador Eduard Cortés ha estrenado este 2012 la película The Pelayos.


Vivir en Sevilla, la película.

De las diversas y encendidas críticas de la película que me encuentro navegando por internet, copio y pego la siguiente selección: Gonzalo García Pelayo intercala historias de delincuencia juvenil y represión política con aventuras eróticas, divagaciones filosóficas, experimentos metacinematográficos y un acercamiento tanto al rock flamenco como al flamenco tradicional... En su intento de hacer un cine nuevo le ha echado imaginación a la cosa pero el resultado ha salido desastroso... Mezcla de cine documental y argumental, de la estética underground con el flamento más racial, del experimentalismo formal con reclamos eróticos... Película a la vez magistral y fallida, es un intento de decir muchas cosas y no conseguir nada claro... Vagabundeo libre, deriva caótica... Segunda parte especialmente arrebatadora en su particular y extraño lirismo, constituye una de las experiencias más apasionantes del cine español de la época de la transición, una película única, singular, distinta, excepcional, innovadora y fresca... Canto a la libertad, a la vida y a la celebración de la incipiente democracia que va experimentando la sociedad española... Excepcional, la pelicula más libre, arriesgada, desprejuiciada, anarquica, de la historia del cine español; callejera, arrabalera, cine kinki sublime.


Pero con ánimo de no dejar un sabor tan apasionadamente grandilocuente selecciono y transcribo a continuación una más razonada crítica que con motivo del pase de la película en Madrid fue publicada en ElPaís del 21 de abril de 1979 por un tal Fernando Trueba: 

Vivir en Sevilla es, sin ninguna duda, la película más extravagante que se ha filmado en España en los últimos años. Y la más audaz. La audacia no es ni una virtud ni un defecto; es una postura que produce obras innovadoras u obras ridículas. Gonzalo García-Pelayo, que debutó como realizador con Manuela, prosigue con Vivir en Sevilla su intento de hacer un cine andaluz. Si en Manuela el camino elegido era más o menos convencional, Vivir en Sevilla resulta una película desconcertante por cuanto su lenguaje tiene de automarginador. Vivir en Sevilla no pretende contar una historia. Y lo que cuenta no está narrado de una forma tradicional, directa. Los desmadres de lenguaje de esta película nos apartan de su supuesto contenido en vez de acercarnos, o ser parte de él. A caballo entre el melodrama folletinesco, el ensayo fílmico y un estilo que se quiere poético, Gonzalo García-Pelayo intenta trazar el retrato de unos personajes concretos en una ciudad concreta -Sevilla- y en una época también concreta -la primavera de 1978-. Pero a la vista de los resultados, Vivir en Sevilla no es ni un filme de personajes ni la pintura de una ciudad. Lo único que García-Pelayo consigue retratar -tal vez, a pesar suyo- son sus obsesiones personales de todo tipo, desde las eróticas hasta las estéticas.


En Vivir en Sevilla se dan cita multitud de influencias mal asimiladas, Godard, por ejemplo... Pero de Godard, García-Pelayo sólo parece haber tomado algunos tics de lenguaje, precisamente lo que más ha envejecido de la obra de éste. Gonzalo García-Pelayo se entrega a una serie de confusas divagaciones sobre el amor, el erotismo, la locura sevillana, etcétera, moviéndose entre unos personajes que se quieren del rollo, pero que son en cierta forma la élite de los marginales. La incoherencia galopante del discurso de algunos de sus protagonistas parece haber sido adoptada por el propio García-Pelayo, quien parece haberla considerado el único camino para aprehender una serie de fugaces aspectos de la vida sevillana. Vivir en Sevilla resulta torpemente retórica y demasiado calculadamente vanguardista. Sus personajes se nos escurren sin llegar a afectamos de verdad, ya que el experimentalismo de García-Pelayo resulta una barrera interpuesta entre ellos y los espectadores.

Lo más destacado de la película es su fotografía y su sonido directo, de una pulcritud increíble para venir de unos técnicos que realizan su primer largometraje. Vivir en Sevilla, gracias a ellos, se ha convertido en un filme amateur de lujo.



Vivir en Sevilla, exposición en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

ElPaís del jueves 20 de enero de 2005 titula "Sevilla recuerda la explosión de la contracultura en los años sesenta" la reseña aparecida en el diario con motivo de la inauguración de la exposición del CAAC "Vivir en Sevilla. Construcciones visuales, flamenco y cultura de masas desde 1966" que tuvo lugar en la capital andaluza entre el 20 de enero y el 27 de marzo de ese año. El texto lo firma Santiago Belausteguigoitia, que no parece "zevillano" precisamente:

«El final de los años sesenta fue una época convulsa en Europa y EE UU. La contracultura, los hippies, el cuestionamiento del mundo establecido, el rock... Todo ello contribuyó a una ruptura generacional que dinamitó algunas columnas. La Revolución del 68 recogió los vectores de esa pasión y llevó a la luz sus realidades y contradicciones. Sevilla no fue ajena a los aires que venían de París y California. La exposición Vivir en Sevilla. Construcciones visuales, flamenco y cultura de masas desde 1966, que se inaugura hoy jueves a las 20.00 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, recoge este momento mágico. Pedro G. Romero es el comisario de la muestra, que será clausurada el próximo 27 de marzo.


Las bases militares estadounidenses de Rota y Morón de la Frontera fueron una importante vía de entrada en Andalucía de la cultura pop. Los que viajaban al extranjero -sobre todo, a Londres y París- regresaban con un suculento botín de discos, películas, cómics y libros. Un impulso irrefrenable de romper fronteras espoleaba a muchos jóvenes andaluces mientras la dictadura enfilaba su último tramo.

La muestra se divide en tres apartados principales: música, cine y juego. La exposición se introduce en campos tan diversos como los largometrajes de Gonzalo García-Pelayo, los discos de Triana o los dibujos de Luis Gordillo, Toto Estirado, Chema Cobo y Guillermo Pérez Villalta, entre otros. "Creíamos que era necesario poner en valor este movimiento, que a veces no era movimiento, sino pequeños grupos e individuos que proponían cambiar el concepto de arte que les había sido impuesto", comentó ayer la consejera de Cultura, Rosa Torres, al presentar la muestra
».

Dejo aquí enlace a la Hoja de Sala de la exposición que amplía lo anticipado en el artículo anterior y de obligada lectura para la comprensión del "nacimiento, desarrollo y consolidación de una escena artística" a la que sin duda Toto pertenece.



La secuencia de Toto Estirado en la película Vivir en Sevilla.

La intervención de Toto en Vivir en Sevilla dura algo menos de 4 minutos y se localiza a partir del minuto 25 del inicio de la película como un intermedio documental al desarrollo de la acción. Rodada el 27 de abril de 1978 (Toto tenía entonces 39 años), parece que en la terraza de alguna cafetería quizá en el Parque de María Luisa, nos muestra a José Antonio en el centro de la imagen, descalzo y fumando, enseñando y explicando sus poemas-dibujos, realizados con rotuladores y lápices sobre cartulina, a una de las actrices de la película. En el medio, una mesa de tabla de mármol sobre patas de máquina de coser (como la de La Colmena quizá también guarde la sorpresa de un muerto al dorso) y sobre ella vasos largos ya vacíos; alrededor de la mesa, además de Toto y de la rubia oxigenada mencionada, se encuentran sentados el actor principal, atusándose el bigote, otra pareja joven atenta también a las palabras del protagonista, y un señor mayor con su bastón, al que el realizador le dedica un primer plano, que mira perplejo y alucinado los pies descalzos de Toto y las caras de los que allí están, renunciando a comprender algo de lo que sucede a su alrededor.


García-Pelayo coloca al principio de la escena un texto de presentación, sobreimpresionado a la imagen, que reza "Toto Estirado, pintor y poeta confuso, a toda velocidad". Yo creo que José Antonio no está confuso pero sí que quiere decir mucho en lo que sabe poco tiempo y ocasionalmente se aturulla: "¿Qué te parece?", le dice a la actriz mostrándole el primer dibujo, a lo que ésta, dubitativa, responde: "tiene algo de...". Y a partir de aquí, "El Terremoto de Usagre" toma la palabra y no para: «El tío Antonio, la Guerra, la División Azul, Estalingrado, la ofensiva soviética, un gato colgado con la bandera alemana (muy bonita), yo entiendo el concepto ario por gente que prefiere el valle sano al valle malsano, el fascismo, Mussolini, Franco (es santo), Nietzsche, Mick Jagger, pregúntale a Franz Cafka si es verdad que se quedan tan solo los muertos de Gustavo Adolfo Bécquer, otra vez Nietzsche que no cree en la antítesis, Los Beatles, George Harrison, toros, pintura y ciclismo, de mis novias no puedo hablar porque ahora mismo no están conmigo ninguna, son santas por supuesto, de la voluptuosidad de las santas que no de la Madonna (it's all right), Van der Weyden, Alberto Durero, Hamlet, Shakespeare, folclore e imperialismo, Tarquino el Soberbio cortando amapolas, plas, plas, plas, plas, ante el mensajero de su hijo, Farruco bailando buga, fe ciega... unidad, salud, paz, orden y libertad, viva España con sus animales, ríos y plantas, humanismo y nacionalismo, y el ministro de educación que dice que las ciencias no tienen colores lo cual me gusta mucho... amarillo, azul, verde, es bonito el humanismo...». Y todo esto en menos de 4 minutos.


Tras finalizar esta breve introducción no me queda más que poner enlace aquí a la secuencia de Toto Estirado en "Vivir en Sevilla" (1978) de Gonzalo García-Pelayo que he colgado en YouTube. Como ilustraciones me he servido de los dibujos de Toto que muestra la película y que supongo son los que el Reina Sofía adquirió en su momento, aunque de eso ya hablaremos otro día.