domingo, 17 de junio de 2012

El lagarto está llorando

(A mademoiselle Teresita Guillén
tocando su piano de seis notas)

          El lagarto está llorando.
          La lagarta está llorando.
          El lagarto y la lagarta
          con delantalitos blancos.
          Han perdido sin querer
          su anillo de desposados.
          ¡Ay, su anillito de plomo,
          ay, su anillito plomado!
          Un cielo grande y sin gente
          monta en su globo a los pájaros.
          El sol, capitán redondo,
          lleva un chaleco de raso.
          ¡Miradlos qué viejos son!
          ¡Qué viejos son los lagartos!
          ¡Ay, cómo lloran y lloran,
          ay, ay, cómo están llorando!

Federico García Lorca
Canciones, 1921-1924

Recordemos las palabras de Francisco Rico, que vienen al caso: "El poema empezó por ser un objeto verbal forjado para mantenerse en la memoria (para ser ahí releído, recitado y aun, si se quiere, redicho)... El buen poema alcanza el propósito que lo define, engendra y articula: pervivir en la memoria, extenderse en el tiempo" (ver entrada "Rico, Rico" del 03.06.2012). Me voy a tomar la licencia, además, de considerar que este poema constituye todo un "tópico" en cuanto lugar común de la infancia de muchos de nosotros.

Quizá sea éste el primer recuerdo poético que tengo. Creo que los versos aparecían en un libro de lectura escolar de Edelvives y era tarea del colegio memorizar el poema para después interpretarlo en clase (elevar las manos y la mirada al cielo para a continuación bajar los brazos trazando un círculo, mientras se declamaba "el sol, capitan redondo", y ese tipo de cosas).

Cuando lo aprendí no sabía quien era Lorca, ni que los lagartos ya venían de serie con delantalitos blancos, ni que los que lloran lágrimas fingidas para obtener ventaja de los incautos son los cocodrilos, más grandes y fieros, devoradores de ñus en los ríos que riegan el Serengueti. Tampoco que los lagartos no se casaban por la iglesia y que los anillitos de plomo son cosa de naturalistas y no de curas, ni que el que sean plomados aunque de oro sean es porque, al decir de algunos, los anillos de desposados son tan pesados que se necesitan dos personas para llevarlos y, en ocasiones, ayuda de una tercera o más.

"El lagarto está llorando" está dedicado a Teresa Guillén, hija de Jorge Guillén, poeta de la Generación del 27 Premio Cervantes. Pertenece al poemario "Canciones (1921-1924)", publicado en 1927, que se organiza en once secciones: la tercera, titulada "Canciones para niños", recoge este poema.

Son composiciones breves, con paralelismos y estribillos típicos de las canciones populares, vivas en su tiempo. La naturaleza, el paisaje, están constantemente presentes: el día y la noche, el sol y la luna (*1), el cielo, el campo, los animales, las plantas, la fuente... No son poemas discursivos sino collages ("retablos" decía el poeta) de imágenes relacionadas.
(*1) De la primera sección titulada "Teorías" transcribo este "Arlequín":
Teta roja del sol. / Teta azul de la luna. / Torso mitad coral, / mitad plata y penumbra.

Influido por los modernistas (*2), en estas composiciones hay humor, ironía, sensualidad, pero también cierto patetismo: la angustia por la pérdida de la infancia (irrecuperables "estos días azules y este sol de la infancia", último verso de Machado encontrado en el bolsillo de su abrigo) y la idea de la muerte como destino de la vida (al final del poema no queda claro si los lagartos lloran desconsola- damente por la pérdida de su anillo de desposados o por lo viejos que son).
(*2) Del modernista Rubén Darío es esta "sensual y patética" princesa, extraída de mi memoria de una casilla vecina a la del poema de Lorca:
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

Música, colorido, fantasía, ternura... y tristeza. Me confieso más machadiano que lorquiano pero debo reconocer que este poema me emociona ahora más que antes: cosas de la edad, del conocimiento y sobre todo de la nostalgia, supongo.


     La empresa Lambertz, fabricante de dulces y galletas, edita anualmente un calendario considerado el "Pirelli" alemán por la sensualidad de sus imágenes. José Manuel Ferrater se ha encargado de fotografiar a Paz Vega, protagonista de la edición de 2012. Esta es la lámina correspondiente al mes de noviembre a la que he eliminado los números porque distraen.
     En esta cuidada instantánea, no me negarán que folclóricamente lorquiana, aparece Paz con pose de lagarta (ojo, también sinónimo de pícara) como exige el guión, ataviada con un delantalito azul; al haber perdido su anillito está muy seria, aunque no llega al llanto porque, para paliar el disgusto, la han colmado de brazaletes y pulseras y le han dado una lata de galletas de las que no engordan.
     Algunos opinan que no sé ya que hacer para sacar mujeres ligeras de ropa o sin ella en este mi blog: estoy totalmente de acuerdo. No se pueden imaginar el trabajo que me tomo en buscar estas imágenes para ilustración de un texto o, también, para escribir todo un texto que justifique mostrar estas imágenes.

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