José Antonio Estirado Cruz (nacido en Usagre -Badajoz- el 28 de marzo de 1939). No todos los artistas han ido a Escue- las de Bellas Artes o Academias. No todos han llegado a la pintura como única manera de expresarse, como único escape para expresar su interioridad. Para algunos, como Toto, el arte es una manera más de manifestar su peculiar sentido de la vida: torero, músico, poeta... Toto perteneció a aquellos prime- ros "hippies" que deambulaban por la entonces vanguardista Sevilla de los años 60. Allí empezó sus primeras exposiciones y empezó a manifestar su predilección hacia los maestros que guiaban su pincel: los expresionistas en cuanto a su sentido de la materia pictórica y los "fauves" en cuanto al color. Consi- derando el arte como algo efímero y que puede servir para pagarse una comida o unas copas, la obra de Toto anda diseminada por las casas de sus amigos, por lo que es dificil apreciar su evolución en conjunto. Cuando algún tema tiene éxito, lo repite, e incluso realiza encargos más o menos deco- rativos, pero siempre auténticos en cuanto a su expontaneidad y frescura. A comienzos de los 90 expone y pinta en compa- ñía de sus colegas más preciados, como Luis Píriz, Santana o su hermano Caki, realizando algunas obras "al limón". En sus cuadros de esta época empieza a aparecer el "graffitti", más como fruto de su inclinación literaria que como reflejo de la moda neo-expresionista. Igualmente sus collages están llenos de una ingenuidad poética que contrasta con el furor expresivo de alguno de sus óleos. La personalidad de Toto no deja lugar a dudas sobre la intención plenamente vitalista de su arte, aunque esté sometido a la penuria técnica en cuanto a mate- riales, propia de su condición bohemia. (Toto fallece en el Hospital Provincial de Badajoz el 11 de Julio de 1994).
Las imágenes anteriores (de arriba a abajo, dos paisajes de 1991 y 1980, y un desnudo de 1991) y la reseña se muestran en la página que la Sala Acuarela de Badajoz (Manolo Sordo y Carmen Vicente) tiene dedicada a Toto Estirado. El texto está extraído de la primera edición del libro Plástica Extremeña, dirigido por Mª del Mar Lozano Bartolozzi y editado por Caja de Badajoz en 1990. En el mismo, Toto aparece erróneamente como José Manuel y nacido en 1944 (me dice Manolo Sordo que el muy coqueto se quitaba años). En la segunda edición, de 2008, ya no aparece. La imagen de la derecha (Ana, óleo y collage sobre lienzo, 125 x 100 cm -1990-) acompaña al texto en el citado libro. Debajo incluyo otro retrato de Ana propiedad de la Galería Acuarela.
Con motivo del X Aniversario de la apertura de la Sala Acuarela, en el otoño de 1997 se celebró en esta galería un homenaje al pintor. Para la muestra se confeccionaron 40 carpetas numeradas en arábigo y 10, no venales, en romano, con serigrafías sobre papel Basik Guarro de 370 gramos, impresas en los talleres Acacia de Badajoz, de los artistas Luis Costillo, Luis Piris, Domingo Frades, Raúl Valerio, Antonio Langoyo, José Manuel Paulete y Luis Ledo, habituales de Acuarela, y el poema "Pié desnudo" de Ángel Campos (ya en este blog, ver la anterior entrada dedicada a Toto Estirado). La muestra también incluía un linóleo inédito de Toto, un bodegón con cabeza de toro realizado quince días antes de su muerte e impreso con posterioridad en el taller de Langoyo, y un texto de Lali Martínez que reproduzco más abajo.
Homenaje a Toto Estirado en 1997; X Aniversario de la Sala Acuarela (foto Periódico Hoy).
Toto Estirado fue un personaje singular durante años en la vida de Badajoz, según recuerdan quienes le conocieron, y mantuvo la insorbornable disposición de vivir de la pintura marginalmente, vendiendo sus cuadros a precios asequibles, con lo que ir tirando. Hace tres años murió a los 56 dejando una obra dispersa y llena de altibajos. «Su obra tuvo genialidades pero hizo cosas muy malas, según el momento», afirma Manuel Sordo, de la galería Acuarela, que ha organizado el homenaje al artista de Usagre. Sordo recuerda al pintor y la estancia de diez años en Sevilla, donde mantuvo contactos con la vida cultural de la ciudad andaluza: con Lole y Manuel, con la galerista Juana de Aizpuru, con la sala de arte La Carbonería, participando en la película de Gonzalo Pelayo «Vivir en Sevilla». Ya entonces vende sus cuadros para vivir. «Él prefirió la libertad de la calle y eso lo asumió enteramente». El galerista pacense cree que Estirado es un eslabón entre el realismo y la figuración de autores de Badajoz como Francisco Pedraja o Vaquero Poblador y otros más jóvenes como Fernández Molina, Costillo o Frades. (L. Barrera, El Periódico Extremadura 02.10.1997).
Portada y contraportada, forradas de arpillera, de la carpeta homenaje a Toto Estirado.
José Antonio Estirado Cruz "Toto" (1939 -1994). El problema de la vida.
Mª Eulalia Martínez Zamora
Entre el arte y la vida existe siempre una relación de sometimientos y conflictos que marcan esa indisociable correspondencia de lo vivido y lo representado. En una carta de Edward Weston, Tina Modotti expresaba ese sentimiento de dualidad inherente a todo proceso creativo diciendo: "...no puedo resolver el problema de la vida perdiéndome en el problema del arte... el arte no puede existir sin la vida".
Carpeta homenaje a Toto Estirado: serigrafías de Raúl Valerio (izda.) y Luis Piris (dcha.).
Precisamente hemos querido iniciar este homenaje a "Toto" citando unas palabras que podrían definir perfectamente el carácter de la trayectoria de un autor para el cual vida y obra fueron inseparables; pintar para poder comer y comer para continuar pintando..., la vida, como siempre, en su afán último de supervivencia lucha invariablemente por el predominio, y el arte, en su sometimiento, lo acepta y se subyuga. Y es en este campo de íntima interacción, donde los límites se superponen y confunden, en el que se desarrolla una obra que tiene tanto del arte como de la propia vida.
La pintura de "Toto" no expresa verdades artísticas entendidas en un sentido normativo; el orden estético se somete al orden expresivo, el sentimiento prevalece sobre la razón, las emociones sobre el pensamiento, las verdades de su obra son realidades humanas, quizá esto, junto a su autodidactismo, le llevaron a optar, o más bien a aproximarse con un cierto ingenuismo näif, a la violencia colorista de los "Fauves". La obra de Matisse, por la que siempre se sintió atraído y hacia la cual profesaba una manifiesta admiración, es la que ha guiado su expresividad y su forma. El uso libre del color aplicado en amplias superficies, las deliberadas desarmonías cromáticas, el tratamiento plano del espacio, o los perfiles muy marcados mediante el empleo de la línea negra, son algunos de los elementos que nos servirían para sintetizar formalmente el carácter de su pintura.
Carpeta homenaje Toto Estirado: serigrafías José M. Paulete (izda.) y Domingo Frades (dcha.)
En este sentido la actitud que toma ante la representación de la naturaleza es de total libertad; desvinculándose de la realidad del objeto al otorgar la primacía a los colores planos y primarios por encima, y en detrimento algunas veces, de la forma y el dibujo, es como manifiesta su particular relación subjetiva con el tema. De esta manera se aproxima a sus flores, sus figuras, sus vistas urbanas..., y las representa con una simplicidad tan esencial que las hace parecer intrascendentes. Pero junto a estas temáticas de lo frívolo y lo cotidiano se va desarrollando también otra más oscura y existencial, mediante la cual, y a través de un lenguaje más expresionista, significó su obsesión por la muerte.
Carpeta homenaje a Toto Estirado: serigrafías de Antonio Langoyo (izda.) y Toto (dcha.).
Y es que los límites de la obra de "Toto" se mueven siempre entre la vida y la muerte, entre los polos opuestos que marcan el principio y el fin de toda existencia. Desde la frescura de unos tulipanes hasta las vánitas presidiendo extensos campos de trigo, asistimos a las dualidades existenciales de un autor en donde el problema de la vida se convirtió también en el problema del arte.
Toto Estirado, portando uno de sus cuadros, en la Galería Acuarela (foto Periódico Hoy).
Es precisamente ahora cuando la Sala Acuarela en su X Aniversario ha querido homenajear a este pintor en el que se dieron cita las más dispares facetas de la vida. Con la presentación de los grabados de siete autores habituales de esta galería a los que se une otro póstumo del propio homenajeado, nos convertimos en testigos del vínculo existencial que liga lo opuesto, y de nuevo sin límites, en las mismas obras que conforman esta carpeta, el "bodegón" se mezcla con la "vánitas".
La Sala Acuarela encarga cada año la confección de un calendario de bolsillo para repartir
entre sus clientes con la imagen de un cuadro de Toto Estirado. Aquí dejo unas muestras.
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