"Las crisis están diseñadas para beneficiar a los ricos. Así tienen más fácil reescribir las normas. Por eso, en EE.UU. la reforma educativa no avanza, porque sus hijos van a universidades privadas. Lo mismo con la sanidad. En crisis estas cosas siempre van a peor".
"No estoy en condiciones de dar buenas noticias a los españoles ahora, pero lo estaré porque estamos trabajando en los cimientos del futuro, que es lo fundamental".
(Angus Deaton, economista británico Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento)
"No estoy en condiciones de dar buenas noticias a los españoles ahora, pero lo estaré porque estamos trabajando en los cimientos del futuro, que es lo fundamental".
(YaSabenUstedesQuienLoDice)
"Los cimientos no se ven, pero nadie duda de que los cimientos son lo más importante de todo, porque eso permitirá en el futuro construir con solidez y eficacia".
(SeguroQueSabenUstedesQuienLoDice)
"Pese
a la caída del PIB, a la destrucción de empleo y a las dificultades
económicas, se están poniendo las bases para la recuperación futura y
para corregir los desequilibrios que se han generado en esa situación".
(PorSupuestoQueTambiénSabenUstedesQuienLoDice)
Discúlpenme, mas al oir que van a ponerse las bases o los cimientos para el futuro no puedo evitar acordarme de "Algo personal" de J.M. Serrat. Ahí va completo:
Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien en la cosa nada tiene que perder,
pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.
Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien en la cosa nada tiene que perder,
pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.
Joan Manuel Serrat - Cada loco con su tema - 1983
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