Edward Hopper - Morning Sun, 1952
Me disponía a aprovechar unas notas para continuar filosofando sobre el tiempo pero desde una perspectiva más literaria en lugar de mayormente científica, como ya sucedió en la entrada dedicada a un libro de Prigogine que trataba sobre su nacimiento (ver post del 30.04.2012), y pensaba adornarme con una introducción que incluyera referencias al tópico "carpe diem". Mas heme aquí que, escarbando entre mis papeles para documentarme, he encontrado unas estupendas guías didácticas del Grupo de Trabajo "Trípode" (Centro de Profesores, Badajoz 1993), servidas en su día por El Coyote, integrante del grupo, editor de la documentación y amigo, y que hojeando las antologías que complementan las guías me he encontrado con un estimulante poema anónimo del Siglo de Oro, que transcribo a continuación y que modifica el tema y el tópico a tratar originalmente previstos:
Sobre un desdichado lecho
que el medio no se ocupaba,
una hermosa viuda triste
su malogrado lloraba.
¿Dó está el consuelo que en ti
mil veces me consolaba,
el que viniendo furioso
cordero manso quedaba?
Tópico, como sustantivo y según la RAE, significa "lugar común, idea o expresión muy repetida". Lugares comunes que la retórica antigua convirtió en fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas conceptuales o formales, del pensamiento o de la expresión, que podemos rastrear en sus orígenes e influencias y de los que desde entonces han venido sirviéndose los escritores con frecuencia.
La mayoría de los tópicos proceden de la literatura clásica grecolatina y se han transmitido en su formulación latina. "Ubi sunt?" es un tópico literario muy utilizado en la Edad Media. Viene de la frase "Ubi sunt qui ante nos in hoc mundo fuerunt?" (¿dónde están o qué fue de quienes vivieron antes que nosotros?). Pero la pregunta no tiene que versar sólo sobre hombres, sino sobre cualquiera de las experiencias y las cosas del mundo: ¿Dó está el consolador que me consolaba?, lloraba la hermosa viuda triste.
"Ubi sunt?" es un paradigma de la figura retórica denominada erotema, formulación de una pregunta que no espera respuesta, y es precisamente esta falta de respuesta la que induce a la reflexión, a idealizar los recuerdos, a evocar el pasado para reencontrarse con sentimientos, personas y lugares del ayer, a añorar lo perdido o incluso lo que pudo ser. (Me temo que la única respuesta a "¿dónde están o qué fue de todo aquello?" sea "carpe diem", tópico que, retomando mis notas, amenazo con traer otro día).
"Ubi sunt?" también puede servirse de la anáfora, que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de un verso o enunciado, uno de los recursos utilizado por Jorge Manrique en las "Coplas por la muerte de su padre":
"¿Qué se ficieron las damas, / sus tocados, sus vestidos, / sus olores?¿Qué se ficieron las llamas / de los fuegos encendidos / de amadores?"
Termino con otra muestra más, extraída de la Wikipedia:
Otro uso muy particular de la expresión latina "Ubi Sunt?" tuvo lugar en el Condado de Urgel, dónde desde finales de 1238 y hasta la fecha, el término se ha hecho ámpliamente popular desde que un día comenzó a ser utilizado por los parroquianos locales cuando cruzaban frente a la casa principal de la Comarca de Solsonès, dónde entonces residía y gobernaba el Conde Don Ermengol IX de Urgel, quien (ahora se cree que injustamente) fue vituperiado pública y diariamente durante un año y hasta su muerte por un grupo de ancianas que siempre que pasaban por su balconcillo, burlándose, le gritaban desde la calle "¡Ubi Sunt! ¡Ubi Sunt!", culpándolo de haber robado dos gansos a su vecina.
Y es que el latín, administrado con vehemencia, mata. Sirva como ejemplo la cantidad de óbitos que produce la extremaunción.
Edward Hopper - Eleven AM, 1926
Edward Hopper - Morning in a City, 1944
Completado el texto hay que encontrar las ilustraciones pertinentes. La sorpresiva finalización humorística del poema anónimo del siglo de oro incluido arriba contrasta con la dramática nostalgia y soledad de la hermosa viuda triste expresadas en los primeros versos a través de la introducción del tópico "ubi sunt?".
Tristeza y soledad son características de la pintura del norteamericano Edward Hopper (Nyack, 22 de julio de 1882 - Nueva York, 15 de Mayo de 1967) que muestro aquí. Encuadres muy estudiados que sitúan la desnuda figura femenina iluminada por el sol de la mañana que se cuela por una ventana abierta en una habitación en penumbra, que mira ensimismada hacia un exterior que se le muestra ajeno. Impersonal distanciamiento de voyeur en la ejecución, vida detenida, silencio que enfatiza los pensamientos de la mujer.
Gloria Otero en su artículo "El amor de Hopper" (XLSemanal del 27.05.2012) describe al pintor como un hombre altísimo, tímido, solitario, taciturno, metódico y conservador, en contraste con su esposa, Josephine Verstille, bajita, alegre, sociable y liberal, con la que mantuvo una sólida relación tormentosa llena de discusiones y peleas y que no quería que ninguna otra mujer posara para él.
Edward Hopper - A woman in the Sun, 1961
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