jueves, 5 de abril de 2012

Diario de invierno


Acabo de terminar la lectura de Diario de invierno, el último libro del norteamericano Paul Auster (editorial Anagrama, colección Panorama de Narrativas nº 799). El anterior, Sunset Park, me lo salté a la vista de algunas críticas negativas que aparecieron tras su publicación.

Auster no cree en la causalidad sino en el azar, la "música" de fondo que todo lo cohesiona. Su narrativa es sencilla, fluida y directa pero la estructura de sus novelas es compleja: construye sus tramas desde lo cotidiano para, mediante digresiones, pasearnos por relatos y personajes que a su vez engendran más relatos y nos presentan nuevos personajes, historias dentro de las historias, novelas en la novela.

Mi adicción a Paul Auster comenzó hace ya tiempo con El Palacio de la Luna (1989), regalo de mi amigo Paco; Leviatán (1992) confirmó el hallazgo. Pero si alguien me pide opinión para adentrarse en sus ficciones creo que tampoco debería perderse las más recientes El libro de las ilusiones (2002) y Brooklyn Follies (2006).

"Habla ya antes de que sea demasiado tarde... Después de todo, se acaba el tiempo. Quizá sea mejor que de momento dejes tus historias a un lado y trates de indagar lo que ha sido vivir..." Así comienza Paul Auster este Diario de invierno, evocación de episodios de su vida desde los umbrales de la vejez. Y así termina: "Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes sesenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas quedan? Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. Has entrado en el invierno de tu vida".

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