domingo, 1 de abril de 2012

Titanic

Hace poco se ha subastado por internet, alcanzando en la puja los quince mil dólares, uno de los cuatro dibujos que el director James Cameron realizó en 1997 para su oscarizada película Titanic. En el fotograma del film mostrado a continuación, Jack Dawson (Leonardo Di Caprio) se afana con el retrato de su amada Rose Dewitt Bukater (Kate Winslet), simplemente ataviada con un pedrusco.


El próximo día 14 de abril se cumplen cien años del accidente del Titanic. Con 46.000 toneladas de registro bruto, más de 275 m de largo, una manga de 28 m y 15 m de calado, era sin duda el trasatlántico más grande y lujoso del mundo en su tiempo.

Fue equipado con las más avanzadas tecnologías disponibles: moderna maquinaria de vapor, nuevo diseño de hélice de tres palas, potente estación de telegrafía... El casco estaba dividido con mamparos herméticos en 17 secciones independientes por lo que se creía que podía mantenerse a flote aún en caso de rotura; era considerado por la prensa de entonces como "insumergible".

"El 10 de abril de 1912, el Titanic, construido en los astilleros de Harland and Wolff en Belfast (Irlanda del Norte), inició su viaje inaugural partiendo desde Southampton (Inglaterra) con más de 2.200 personas a bordo con destino a Cherburgo, Queenstown y finalmente a Nueva York. Cuatro días más tarde, a las 23:40 del 14 de abril, el buque chocó con un iceberg al sur de las costas de Terranova, y se hundió a las 2:20 de la mañana del 15 de abril. El siniestro se saldó con la muerte de más de 1.500 personas, el peor desastre marítimo en tiempo de paz hasta el momento".

A pesar de cumplir con todas las normativas marítimas de la época, el barco sólo llevaba botes salvavidas para 1.178 personas; aún así sólo se salvaron 705. Al parecer, una de las causas del elevado número de víctimas fue el rígido protocolo de salvamento que se siguió en el proceso de evacuación de la nave: el de todos conocido "mujeres y niños primero".

 (Por cierto: dicen las malas lenguas que Schettino, comandante del crucero Costa Concordia recientemente naufragado, como no podía ser de otra manera experto conocedor de la historia de su oficio, quiso ponerse a salvo de tamaño desorden y tomó las de Villadiego -Burgos- a las primera de cambio, y a la advertencia de la marinería que desde el puente le gritaba mientras se alejaba del barco que había "mujeres a bordo" respondió que el no estaba para follar en ese momento y que, lamentándolo mucho, tenía prisa por telefonear a su preocupada madre para comunicarle que había logrado ponerse a salvo del naufragio).

Pérez-Reverte en su página Patente de Corso del XLSemanal de hoy, que fiel a su estilo aprovecha para parangonar el hundimiendo del Titanic con nuestro actual hundimiento, "la coincidencia de fechas entre el aniversario del desastre y la que está cayendo no es casual", opina que la película de Cameron es estupenda pero añade que "la mejor en mi opinión, la más rigurosa y perfecta es La última noche del Titanic dirigida por Roy Baker sobre un guión nada menos que de Eric Ambler, basado a su vez en un libro conciso y magnífico de Walter Lord, A night to remember -así se titula la película en inglés-, que ninguna de las obras posteriores logró superar nunca. El libro de Lord, publicado en 1954, acabo de verlo en bolsillo, recién editado, con el mismo título: La última noche del Titanic".

Quiero despedir esta entrada de hoy dedicándola al amigo Discrepante, experto en barcos, por haber sido el primero en realizar un comentario en este mi blog; queda emplazado para futuras colaboraciones.


Cartel de 'La última noche del Titanic' dirigida por Roy Baker en 1958.


 Ay, ay, ay, ay,
en el salón la orquesta está tocando un fox:
una canción que cual neblina resbala
hasta la sentina del vapor.

Hasta que se inundó de sal
el diapasón del violonchelo,
la orquesta del Titanic no dejó de tocar
el fox de los ahogados sin consuelo.

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina
La Orquesta del Titanic
Sony & Javier Limón, 2012


Fotograma de 'La última noche del Titanic' recordado por Serrat y Sabina.

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