EL MAPA Y EL TERRITORIO de Michel Houellebecq
Anagrama, Panorama de Narrativas nº 783
Anagrama, Panorama de Narrativas nº 783
El mapa y el territorio (La carte et le territoire, 2010), la última novela del francés Michel Houellebecq y con la que obtuvo el Premio Goncourt ha sido publicada por Anagrama en Panorama de Narrativas a finales del pasado año. Houellebecq era ya conocido aquí por su irreverente tríptico sobre la condición humana de nuestro tiempo: Ampliación del campo de batalla (Extension du domaine de la lutte, 1994) Las partículas elementales (Les particules élémentaires, 1998) y Plataforma (Plateforme, 2001), todas ellas también publicadas por Anagrama y con numerosas reediciones en su más barata Colección Compactos.
"Las obras y opiniones de Michel Houellebecq, muy críticas con el pensamiento políticamente correcto y con los restos de mayo del 68, le pusieron en el punto de mira de algunos medios que lo acusaron de misógino, decadente y reaccionario, lo cual sólo hizo que aumentaran su popularidad y sus ventas. Por si fueran pocos los reproches, debido a algún pasaje de su novela Plataforma donde aparece el tema del terrorismo islamista, se le sumó el de "islamófobo". Como no se puede denunciar a nadie por lo que opine un personaje de ficción, la oportunidad para sus detractores vino a raíz de una entrevista en la revista literaria Lire, publicada en septiembre de 2001, en la que afirmó que «la religión más idiota del mundo es el Islam» y que «cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies». Fue entonces denunciado por varias agrupaciones islámicas y de derechos humanos por "injuria racial" e "incitación al odio religioso". El juicio, celebrado en París en octubre de 2002, dividió a la comunidad intelectual internacional entre defensores y detractores de la libertad de expresión y recordó el caso Rushdie. Fue absuelto de todos los cargos: el juez argumentó en la sentencia que las críticas a la religión son perfectamente legítimas en un Estado laico. Adorado por sus incondicionales (Fernando Arrabal le considera el mejor escritor francés vivo) y denostado como pornógrafo, misógino y racista por sus variados oponentes (desde puritanos religiosos a notables izquierdistas), sus libros copan los suplementos literarios, las reediciones se suceden y se traducen a numerosas lenguas." (De la Wikipedia).
"Las obras y opiniones de Michel Houellebecq, muy críticas con el pensamiento políticamente correcto y con los restos de mayo del 68, le pusieron en el punto de mira de algunos medios que lo acusaron de misógino, decadente y reaccionario, lo cual sólo hizo que aumentaran su popularidad y sus ventas. Por si fueran pocos los reproches, debido a algún pasaje de su novela Plataforma donde aparece el tema del terrorismo islamista, se le sumó el de "islamófobo". Como no se puede denunciar a nadie por lo que opine un personaje de ficción, la oportunidad para sus detractores vino a raíz de una entrevista en la revista literaria Lire, publicada en septiembre de 2001, en la que afirmó que «la religión más idiota del mundo es el Islam» y que «cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies». Fue entonces denunciado por varias agrupaciones islámicas y de derechos humanos por "injuria racial" e "incitación al odio religioso". El juicio, celebrado en París en octubre de 2002, dividió a la comunidad intelectual internacional entre defensores y detractores de la libertad de expresión y recordó el caso Rushdie. Fue absuelto de todos los cargos: el juez argumentó en la sentencia que las críticas a la religión son perfectamente legítimas en un Estado laico. Adorado por sus incondicionales (Fernando Arrabal le considera el mejor escritor francés vivo) y denostado como pornógrafo, misógino y racista por sus variados oponentes (desde puritanos religiosos a notables izquierdistas), sus libros copan los suplementos literarios, las reediciones se suceden y se traducen a numerosas lenguas." (De la Wikipedia).
- - o - -
De Plataforma, pág. 312 de la edición de Anagrama en Compactos nº 335, copio lo siguiente: "En general, ya no me quedaba mucho que hacer en la vida. Compré varias resmas de papel de 21 x 29,7 para intentar poner en orden los elementos que la constituían. Eso es algo que la gente debería hacer más a menudo antes de morir. Es curioso pensar en todos esos seres humanos que viven una vida entera sin hacer el menor comentario, la menor objeción, la menor observación. No porque esos comentarios, objeciones u observaciones vayan a tener un destinatario o un sentido cualquiera; pero a fin de cuentas me parece preferible hacerlos".
Aún no estando totalmente de acuerdo con la sentencia sobre lo que "la gente debería hacer más a menudo antes de morir", tengo que reconocer que, al menos desde la creación de este blog, tengo que contarme entre aquellos que "parecen preferir hacer comentarios, objeciones u observaciones". Es por tanto pertinente tanto la inclusión de esta cita en el blog como aprovechar para entretenerme en hacer observaciones a lo de "comprar varias resmas de papel de 21 x 29,7".
Siempre según la RAE, resma (etimológicamente paquete) es el conjunto de veinte manos de papel. Mano, vigésima parte de la resma, es el conjunto de cinco cuadernillos de papel. Cuadernillo, quinta parte de una mano, es el conjunto de cinco pliegos. Pliego (de plegar, no lo olvidemos) es la porción o pieza de papel de forma cuadrangular doblada por el medio, pero es también (no lo olvidemos) la hoja de papel que no se expende ni se usa doblada. Folio (etimológicamente hoja) es la hoja de papel que resulta de doblar una vez el pliego de 'marca ordinaria' (papel sellado). Resumiento: una resma equivale a 20 manos, cada mano a 5 cuadernillos y cada cuadernillo a 5 pliegos; o sea que en principio una resma es un paquete de 500 pliegos de papel.
Recuerdo de cuando aún pequeño ayudaba a despachar en la papelería de mi padre, que los pliegos se "expendían plegados" por la mitad en cuadernillos de 5 unidades; cada mitad coincidía en tamaño con un folio, que medía 215 x 315 mm, algo mayor que el actual DIN-A4 al que por extensión también denominamos folio (etimológicamente hoja). El formato mitad de folio era una cuartilla y su mitad una octavilla (cuarta y octava parte del pliego respectivamente). También existía la holandesa, de mayor ancho que el folio pero más corta (220 x 280 mm).
Por terminar de complicarlo (o aclararlo) todo añado que en el sistema anglosajón, usado en Europa con anterioridad a la norma DIN, el tamaño letter (carta) medía 11 x 8,5 pulgadas (279 x 216 mm) y el oficio o folio 13,5 x 8,5 pulgadas (340 x 216 mm).
DIN es el acrónimo del Deutsches Institut für Normung (Instituto Alemán para la Normalización), que en 1922 elaboró la DIN 476, responsabilidad del ingeniero berlinés Dr. Walter Porstmann, que es la que normaliza los formatos de papel. Ésta fue a su vez adoptada por la ISO (International Organization for Standardization), que la numeró con el 216, y por la mayoría de los organismos nacionales de normalización europeos. Así, la ISO 216 también fue adoptada como UNE 1011. UNE (Una Norma Española) son las que se dictan aquí, pero visto lo visto parece más justo que denominemos a los folios actuales DIN-A4 en lugar de UNE-1011, aunque sea lo mismo.
El formato de referencia de la serie A de la norma DIN 476 es el A0 (área 0), rectángulo áureo con una superficie de 1 metro cuadrado en el que la longitud de sus lados mantiene la proporción ideal 1:√2 (1 : raiz cuadrada de 2); redondeando los milímetros resulta que el formato A0 tiene unas medidas de 841 mm x 1189 mm. A partir de aquí, los siguientes formatos, numerados correlativamente, se obtienen al cortar por la mitad el anterior por su lado más largo, de tal forma que la superficie de un formato es mitad del anterior, la proporción áurea entre sus lados se mantiene y el lado más largo del rectángulo resultante coincide con el más corto del formato anterior. Echando cuentas, una hoja DIN-A4 (casi folio) mide 210 x 297 mm y es mitad de un A3 (casi pliego), doble de un A5 (casi cuartilla) y cuádrupe de un A6 (casi octavilla).
Como me está viniendo el recuerdo de mi padre pesando papel en un pesacartas de precisión, no quiero finalizar sin tratar otro concepto que también nos encontraremos en "las resmas de papel de 21 x 29,7", o sea, y digámoslo ya claro de una vez sin cursilerías houellebecquerianas, en los paquetes de 500 folios. El gramaje es el peso en gramos por metro cuadrado del papel y sirve también para hacernos una idea de su grosor: el papel que habitualmento consumimos, el mismo utilizado para las fotocopiadoras, tiene un gramaje en torno a los 80 g/m2. Valores mayores definen a las cartulinas y aún mayores al cartón.
Como me está viniendo el recuerdo de mi padre pesando papel en un pesacartas de precisión, no quiero finalizar sin tratar otro concepto que también nos encontraremos en "las resmas de papel de 21 x 29,7", o sea, y digámoslo ya claro de una vez sin cursilerías houellebecquerianas, en los paquetes de 500 folios. El gramaje es el peso en gramos por metro cuadrado del papel y sirve también para hacernos una idea de su grosor: el papel que habitualmento consumimos, el mismo utilizado para las fotocopiadoras, tiene un gramaje en torno a los 80 g/m2. Valores mayores definen a las cartulinas y aún mayores al cartón.
PLATAFORMA de Michel Houellebecq
Anagrama, Compactos nº 299
Anagrama, Compactos nº 299
A la hora de normalizar, tomar proporciones como referencia no parece descabellado. Son universales y constantes, sin depender del observador, el material o el tamaño, además de representar el canón de belleza cuando se da
ResponderEliminarcon la adecuada (*), como por ejemplo el 90-60-90. En nuestro caso, se trata de una hoja que mide a en el alto y b en el ancho. La relación entre sus dos dimensiones será a/b. Cuando realizamos el corte, el alto de las nuevas hojas es precisamente b, y el ancho a/2, por lo que su proporción es b/(a/2), o lo que es lo mismo 2b/a. Si lo que exigimos a la norma es que mantenga las proporciones, tendremos que a/b=2b/a, por lo que aa=2bb, de lo que deducimos que a=sqr(2)b, o lo que es lo mismo decir que la relación entre a y b es sqr(2), o su inverso, que para el caso es lo mismo. Vengo con esto a discrepar al llamar proporción áurea a sqr(2), que, como ha quedado demostrado, no deja de ser una consecuencia lógica de un método propuesto y, por tanto, no tiene más propiedades de las que pueda tener el 33 o el
juguetón 69. Donde está lo realmente áureo de esta historia, y digo áureo en cuanto a brillante, es en lo más simple, como casi en todas las historias: en el método de corte que establece nuestro amigo berlinés y que tiene como consecuencia que cada corte tenga una superficie de la mitad que el anterior
manteniendo la proporción entre las dos dimensiones.